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¿Cerebros Indiferentes?

En los últimos años han sido muchos los estudios que han tratado de dar respuesta a la incógnita...

Diferencias...

Los hombres van al grano, las mujeres se extienden en los detalles; ellos tienen un estilo informativo; ellas, emocional; a ellos les gusta llamar a las cosas por su nombre...

lunes, 21 de noviembre de 2011

¿Estás cansado de la batalla de los sexos?




Los hombres y las mujeres somos diferentes, no hay duda. Pero en vez de centrarnos en las características negativas de ambos, ¿por qué no celebrar los aspectos positivos?
Comencemos por las mujeres:
Las mujeres son apasionadas, amantes y cariñosas.
Las mujeres lloran de alegría.
Las mujeres siempre hacen algo para demostrar cuánto se preocupan.
Nunca se detienen por conseguir lo que creen mejor para sus hijos
Las mujeres tienen la habilidad de sonreír hasta en los peores momentos.
Saben cómo transformar una simple comida en un agasajo. Saben estirar al máximo el dinero.
Saben cómo reconfortar a un amigo enfermo.
Las mujeres traen risas y alegría al mundo.
Saben como entretener durante horas a los niños!
Son honestas y leales.
Las mujeres tienen una voluntad de hierro debajo de una apariencia delicada.
Harán lo imposible por ayudar a un amigo en problemas.
Las mujeres lloran fácilmente ante las injusticias.
Saben cómo hacer sentir al hombre como un rey.
Las mujeres hacen del mundo un lugar más feliz.


Los hombres de hoy quieren tener hijos, pero las mujeres dicen "no"













El punto es por qué a muchos hombres, aun siendo tan jovencitos, los gobierna el deseo de ser papás. Pedro Horvat, psicoanalista de pareja  y familia, dice: "Un hombre puede querer tener hijos por muchos motivos conscientes e inconscientes: por necesidad de trascender (de continuar el apellido), para reparar su historia infatil('darle a mi hijo lo que no tuve'), por la identificación con su propio padre ('ser jefe de familia') o por el mandato cultural de 'tener una familia". El psicoanalista Sergio Rodríguez, suma: "Puede haber un deseo genuino de ser padre pero también pueden haber otras razones, por ejemplo, que la mujer esté por levantar vuelo en su trabajo o en su carrera y él crea que convirtiéndola en madre la va a anclar a su casa", explica. El deseo puede surgir, incluso, ante una muerte, "como una fantasía inconsciente de sustituir a quien murió por otro ser de la propia sangre". Esta falta de sintonía en los tiempos puede generar cortocircuitos en la pareja. Y se entiende si se piensa en que el "todavía no" puede ser entendido por él como falta de amor. "Supongamos que la mujer quiere terminar la carrera antes de tener un hijo pero termina cediendo al deseo urgente de él de ser padre. En ese caso, es probable que con el tiempo, se filtre un pase de factura, tanto con la pareja como con el hijo: un 'por vos no hice lo que quería", dice Inda. "Mientras haya diálogo, habrá posibilidad de negociar. A lo mejor, en vez de esperar a que termine la carrera, pueden planificar para que el embarazo coincida con el final de los estudios. El punto es no abroquelarse en una decisión", dice Campos Cervera. Y termina Muchnik: "Que puedan llegar a un acuerdo para pasar de pareja a familia, depende de la solidez del vínculo. Si ella se siente realizada, seguro será mejor mamá que si se siente obligada. El debe pensar que ella no le está diciendo que no, le está diciendo 'dame tiempo para terminar mi proyecto". 

Lo que los hombres buscan en una mujer para casarse











1. Atractivo físico, emocional y espiritual 
2. Capacidad de satisfacer sus necesidades de atención, comida, sexo, etc. 
3. Aptitud de hacerle sentirse cuidado, dándole un sentido de pertenencia a un hogar y permitiéndole tener paz 
4. Respeto de su masculinidad, que no lo compare con otro hombre o que lo ponga en evidencia 
5. Compatibilidad socioeconómica, en el sentido de que sea una mujer a la cual pueda proveer y darle el tipo de vida al que ella está acostumbrada 
6. Apoyo en su proyecto de vida 
7. Valores compartidos a la hora de formar una familia: una mujer que sea la madre de sus hijos 
8. Satisfacción: una mujer que él pueda hacer feliz, que no se queje constantemente 
9. Respeto de sus pilares: su pasado, su familia, su trabajo, sus amigos y sus gustos 
9. Comunicación compatible: una mujer con la que pueda comunicarse, intercambiar puntos de vista y tener confianza. 

El varón de hoy



















Ser varón hoy un día supone muchos retos, el más importante cuestionar la cultura patriarcal machista que ha imperado a lo largo de siglos. Supone evolucionar tanto en lo personal como en lo social, supone madurar en lo emocional y conseguir librarse de las obligaciones machistas imperantes para el modelo de masculinidad tradicional. 
En estos días ser hombre supone, construir una nueva identidad que permita tener relaciones igualitarias, con las mujeres y también entre los hombres, se trata de dejar de lado esa supuesta potencia que caracteriza al varón tradicional.
Hoy en día ser un hombre significa replantearse el modelo de masculinidad imperante, lo que en muchas ocasiones supone vivir en un dilema, el dilema por ejemplo de querer vivir con una mujer autosuficiente, liberada e independiente, pero a la vez que presten apoyo incondicional a sus necesidades y deseos masculinos, cosa que por otro lado no es incompatible, aunque en ocasiones lo pueda parecer. Estos sentimientos de ambivalencia, acompañan a todas las personas en sus procesos de crecimiento, por lo que es de suma importancia ser plenamente consciente de ellos y del modo en que nos afectan, son síntomas de que la llegada de una nueva masculinidad está llegando. Probablemente los varones en su camino por llegar al nuevo concepto de masculinidad, tengan que pasar por situaciones tan ásperas, como las que sufrimos las mujeres para poder conseguir lo que ahora tenemos, y lo que nos queda por conseguir.

Las mujeres en los ámbitos de decisión e influencia


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 ¿Es el ejercicio de poder femenino diferente del masculino?
La compleja respuesta a esta segunda pregunta no condiciona la respuesta a la cuestión  de si deberían acceder más mujeres al poder, ya que, de los cuatro argumentos sobre la presencia de mujeres en los espacios de decisión que hemos comentado en la hora  anterior, el primero es inapelable: alguna cosa va mal en una sociedad donde las decisiones significativas para la población están sistemáticamente fuera del alcance de  una parte de la misma.

Por otro lado, predecir como sería un gobierno donde participaran hombres y mujeres en pie de igualdad, y donde las normas explícitas e implícitas patriarcales no existieran es uun ejercicio imposible. Aún así, hay estudios que afirman que una mayor participación de las mujeres en los partidos y las instituciones revierte en la inclusión de la igualdad de género en las agendas políticas (temas como la violencia de género, los derechos sexuales y reproductivos, derechos vinculados al trabajo o a la participación política). Este tipo de estudios apoyarían la hipótesis de que las mujeres tienen intereses que les son propios , y diferentes sino contradictorios- de los de los hombres .
La cuestión de si existe una agenda política diferente y, sobre todo, unas formas de hacer política distintas es bastante más compleja. A nivel sociológico existen pequeñas diferencias de género en relación a los valores políticos,  y algunas diferencias más significativas por lo que respecta a cómo participan mujeres y hombres.

Para la buena marcha de la vida en común


Se habla a veces de una crisis de comunicación entre los esposos de hoy, ¿a qué se puede atribuir?

«Hoy es frecuente que los esposos tengan distintos campos de acción, ya sea en la familia, ya sea en una profesión fuera del hogar. No se ven durante muchas horas al día. Pero sí tienen contacto con muchas otras personas, hombres y mujeres; y con ellos comparten sus intereses e ilusiones profesionales. Cuando vuelven cansados a casa, ya no tienen fuerzas para dialogar o hacer planes. Así puede pasar que crezca una distancia cada vez más grande entre los esposos».


«Además, actualmente el matrimonio es mucho más largo que en otros tiempos. Muchas personas llegan a los ochenta, noventa, incluso a los cien años. Antiguamente las mujeres morían con frecuencia después de haber dado a luz muchos hijos. Hoy los ven crecer, y cuando ellos se van de casa, suelen vivir todavía treinta, cuarenta o cincuenta años».


«El hecho de que alguien me ha prometido quedarse a mi lado hasta el fin de la vida, significa para mí el grave deber de abrirme a las nuevas situaciones, y no negarme a mejorar y madurar. El matrimonio, en cierto sentido, es un proceso que se origina en la promesa de andar juntos por el camino de la vida. En cuanto tal no sólo exige el "permanecer juntos", sino también el "caminar". Los cónyuges se invitan mutuamente a buscar, encontrar, aprender y desarrollarse juntos. Y, en el mejor de los casos, llegan juntos a la madurez espiritual».

Las mujeres de hoy no se quieren casar









Los hombres están sufriendo las consecuencias de esta crisis y no saben como comportarse.
Los roles están cambiando y estamos en el medio de ello.

La mujer tiene la necesidad interna de ser independiente y autosuficiente, pero muchas veces esta necesidad choca con sus estructuras sociales y familiares, que hacen que quieran ser independientes -pero no tanto, comprometerse, pero no tanto, tener hijos pero no renunciar a nada... y así vamos dando tumbos.

Por otro lado los hombres tampoco están seguros de nada. Quieren una mujer independiente, pero no tanto que no se pueda controlar.

Se asustan si ven que van a tener que hacerse cargo de todo y de todos (cosa que me parece lógica ya que yo también me asustaría si me tiran toda una familia sobre mis espaldas), considerando que en otras épocas esto era lo recomendable e ineludible, así como para la mujer era recomendable e ineludible dedicarse a la cocina, los hijos y la limpieza.

Si tanto los hombres como las mujeres estuvieran decididos a compartir los roles, la vida sería un paraíso de parejas felices.

Las mujeres tenemos que definir nuestros objetivos y no cargarle con la culpa a nadie si no los podemos cumplir, y los hombres deberían tener también sus propios objetivos, visualizando la relación con una mujer olvidándose de su viejo rol de "todolopuede" para transformarse en un compañero de viaje por la vida.

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