Hombres y mujeres ¿Somos diferentes?

Es cierto que los hombres y las mujeres pensamos de diferente manera. La carga social impregna nuestro mundo interno desde antes de nuestro nacimiento (el simple hecho de las fantasías que conllevan el deseo de un determinado sexo en el futuro hijo).

De pequeños, a cada uno se le educa y enseña en cuanto a cómo actuar a razón de lo que se cree que cada uno debe de 'ser' y 'hacer'. En este sentido, durante toda nuestra vida existen una serie de eventos que hacen que aquellas 'leyes' se refuercen, marcando aquello en lo que somos diferentes, llegando a 'borrar' todo tipo de similitudes entre ambos sexos.

Lo cierto es que tanto mujeres como hombres, sentimos lo mismo, más no de igual manera. Para lograr entender a la otra parte, debemos de comprender que no todo lo que pensamos o decimos es una 'verdad'; hay que tener la capacidad empática para lograr ponernos en los 'zapatos' del otro y comprender las razones que llevan a que éste actúe de determinada manera.

Asimismo, es cierto que las mujeres tienden a ser más emocionales que los hombres, los cuales 'deben' de reprimir sus emociones; sin embargo, eso no quiere decir que no podamos conectarnos. Todos tenemos la capacidad de sentir y, por ello, debemos dejar que nuestra parte, ya sea femenina o 'masculina', esté más a la luz, ya que, de esa manera, podremos sentir como el otro siente.

No obstante, los tiempos han cambiado y estas creencias han empezado a flexibilizarse, logrando así no caer en estereotipos de lo que uno debería o no debería de ser, y creando apertura en nuestra forma de ser y hacer las cosas.

Sí es cierto que somos diferentes, pero no son estas diferencias las que hacen que no nos comprendamos. Aquello que provoca la incomprensión es el hecho de no poder romper con las ideas codificadas y previamente establecidas en nuestro interior.

Partimos de la diferencia, no de las similitudes, lo cual crea la dificultad. A manera de consejo, es importante que se pueda expresar de buena manera lo que uno quiere decir, ser claros es el comienzo; explicar las cosas hará que éstas queden mucho mejor definidas para que al otro le sea más fácil asimilarlas. Lo más importante consiste en saber que sí podemos enternos, que sí tenemos características similares y que no son las diferencias lo que marcan la relación.

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